miércoles, 9 de enero de 2013

De "El guardador de rebaños", de Alberto Caeiro, es decir, de Fernando Pessoa




Mi mirar es nítido como un girasol
tengo la costumbre de andar por los caminos
mirando a derecha y a izquierda,
y de vez en cuando para atrás...
Y lo que veo a cada momento
es aquello que nunca antes había visto,
y me doy cuenta muy bien...
Sé tener el asombro esencial
que tiene un niño, si, al nacer,
repara de veras en su nacimiento...
Me siento nacido a cada momento
para la eterna novedad del mundo...
Creo en el mundo como en una margarita,
porque lo veo. Pero no pienso en él
porque pensar es no comprender...
El mundo no se hizo para que lo pensáramos
(pensar es estar enfermo de los ojos)
sino para mirarnos en él y estar de acuerdo...
No tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la Naturaleza no es porque sepa lo que ella es,
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe por qué ama, ni lo que es amar...
Amar es la inocencia eterna,
y la única inocencia es no pensar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario