jueves, 10 de enero de 2013

Nabokov habla a su mariposa, Miguel Postigo



Anónima y mortal, ayer volabas
en el alba. Tu vida duraría
lo que dura la breve luz del día.
Pero yo te apresé. No sospechabas
que aquel día fue tu final
y tu eterno principio. Fue tu suerte
que yo te diese un nombre y una muerte
clasificada. Hoy eres inmortal.
Eres la especie, el nombre, la memoria
redentora que salva a tus hermanas,
mortales en las trémulas mañanas.
Eres su eternidad. Eres su historia.
Clavada en un cartón,bajo un letrero,
como el Otro, clavado en el madero.

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